Por René Cabezón Yáñez, Superior provincial de los Sagrados Corazones
En estos días hemos conocido por la prensa acerca de la firma de traspaso a la CONAF, de un gigantesco terreno en donación al estado de Chile (representado por el Ministro de Agricultura, Sr. Antonio Walker) de manos de la Fundación Tompkins Conservation, por medio de la Sra. Kristine Tompkins. Estos terrenos corresponden a las más de 400.000 hectáreas que conforman el parque Pumalín. Con ello se lleva adelante el sueño de Douglas Tompkins, que comenzó hace más de 25 años y que tuvo mucha resistencia por parte de todos los sectores políticos, religiosos y económicos del país, que miraban con desconfianza una iniciativa para el desarrollo sustentable de Chile y de cuidado de esa bella región austral.Al parecer, se afirma, que esta es la mayor donación de tierras que hace un privado a un estado en el mundo.
¡Qué no se dijo de Tompkins en esos años! Lo menos: que era un “invasor”, que “quería dividir Chile”, “que atentaba contra la seguridad nacional”, etc. ¿Por qué? La respuesta era más o menos clara. Porque no hacía lo que las tradicionales empresas forestales hacían. Y eso es raro y sospechoso. ¡No explotaba ni arrasaba con nuestros paisajes! Eso es lo lógico y normal. Eso no requiere reclamo… Se afirmaba claramente que no daría trabajo para los habitantes de estas zonas extremas de nuestra geografía.
¿Qué retrucaba Tompkins y los que lo apoyaban? Que se daría trabajo bajo la lógica de “industrias sin chimenea”, como el ecoturismo; que se preservaría el paisaje y el hábitat para las futuras generaciones. Para ello se pondrían como aval una fundación que integraría gente respetable de los ámbitos, políticos, religiosos, sociales, etc.
Eso no bastó. Igual se le siguió criticando, calumniando, y desprestigiando. El papa Francisco vino a decirlo hace poco en su encíclica sobre el Cuidado de la casa común: “Cuando se plantean estas cuestiones, algunos reaccionan acusando a los demás de pretender detener irracionalmente el progreso y el desarrollo humano. Pero tenemos que convencernos de que desacelerar un determinado ritmo de producción y de consumo puede dar lugar a otro modo de progreso y desarrollo”(L.S. N°191).
Gente del ámbito de la política tradicional y del círculo del ex presidente Frei Ruiz Tagle, no escapó de esta tentación. Este presidente nunca recibió a este empresario, pero sí a muchos otros.
Una triste coincidencia muestra en estos días el gesto de la familia Tompkins, y por otro lado, que el año 2014 -nos hemos enterado a propósito de un nuevo viaje presidencial a China- , y para tranquilidad nuestra, no ahora, como se difundió “tendenciosamente” en las redes sociales, y los diputados en viaje aclararon rápidamente, que se puso en venta en los mercados chinos un vino que lleva el nombre del ex presidente a un valor increíble, por decir lo menos: $900.000 cada botella.Estos vinos nacieron de una sociedad entre Viña Undurraga y la firma Perfect China, quienes pensaron en poner en el mercado asiático una edición limitada de 10 mil botellas al año de este producto calificado como un vino de alta categoría.
Así constatamos, por un lado, a una persona multimillonaria, extranjera que decidió avecindarse y vivir para el resto de su vida en tierras chilenas, que se declaró en vida agnóstico y liberal en sus convicciones; y por otro, a un importante político chileno y ex presidente, que se declara católico, pareciera querer ser multimillonario como el primero. Queda por verse si podrá imitar la segunda decisión, la de devolver su fortuna reinvirtiéndola en una causa justa y noble de futuro, equivalente al Parque Pumalín. Que sea este gesto un homenaje póstumo y silencioso a quien criticó de manera tan injusta y no apoyó en su rol de presidente.
Cuando estamos empezando a tomar conciencia de la COP 25 que se realizará en Chile, el tema del cambio climático se nos pone frente a nuestros ojos. Ante esto hay dos testimonios que muestran alternativas a seguir; cuidando o depredando irresponsablemente. Generando desarrollo sustentable y con límite, o continuando bajo la ilusión del desarrollo ilimitado.
El papa Francisco, como su patrono de Asís, les dice a los líderes políticos y sociales: “La política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia. Hoy, pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana.(LS N°189).
Ante tan monumental testimonio de vida de Douglas y Kristine Tompkins, ojalá las nuevas generaciones de líderes no se pierdan y los imiten.
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